Mariane Ibrahim se complace en presentar Los sueños de la luz / Les rêves de la lumière, una exposición curada por Marisol Rodríguez que muestra las obras de Djabril Boukhenaïssi (1993), Marcella Barceló (1992), Camille Fischer (1984), Alexandre Lenoir (1992), Johanna Mirabel (1991) y Marie de Villepin (1986).
Esta exposición es un retrato coral de la creación contemporánea francesa, que presenta enfoques de la pintura desde diversos campos, desde la música a las narrativas personales y sociales. Aunque las técnicas varían de lo académico a lo experimental, un aspecto que une las prácticas de estos artistas es su exploración de la representación de la forma humana, que oscila entre la presencia y la evanescencia, entre su forma y su aura.
Inspirada por el diálogo fecundo entre la historia del arte, la filosofía y la literatura, la obra de Djabril Boukhenaïssi explora el modo en que se construye la memoria y el imaginario de la noche. Para esta exposición, el artista desarrolló un cuerpo de obra inédito con el que le propone al visitante un sutil acertijo. Frente a un panorama de perspectivas discordantes habitado por diversas figuras, el artista nos invita a explorar nuestra posición como observadores y co-autores de una escena construida a partir de recuerdos y ficciones.
Para Boukhenaïssi como para la mayoría de éstos jóvenes artistas, la literatura continua siendo una de sus interlocutoras privilegiadas, como lo atestigua la obra de Camille Fischer, inspirada, entre otras, por Lise Deharme, la prolífica escritora surrealista relegada al papel de musa amorosa de André Bretón durante casi un siglo; y del basto cuerpo de obra poético y crítico de la recientemente fallecida Annie Le Brun, considerada como la última surrealista. En la obra de Fischer el peso social de la belleza femenina y las paradojas de la sensualidad toman forma en instalaciones que integran los mundos de la alta costura, el dibujo y la pintura.
La capacidad histórica de la pintura de absorber y responder a la cultura de su tiempo queda patente en la obra de Alexandre Lenoir, quien integra el lenguaje luminoso de la imagen digital a un proceso de pintura constituido por cientos de capas de colores en diversos grados de disolución. Al igual que Lenoir, originario de las islas francesas del Caribe, la experiencia de la luz y el color en el medio insular de su infancia es un aspecto fundamental para Marcella Barceló, quien hila con sus obras los capítulos de una historia sin fin. Protagonizada por solitarios personajes femeninos que habitan un mundo fantástico, su obra está impregnada por su Mallorca natal.
De los formatos íntimos de Barceló podemos saltar a los imponentes lienzos de Johanna Mirabel que nos recuerdan los formatos canónicos de la pintura barroca. La referencia no es una coincidencia para una artista que emula las antiguas técnicas de velatura con óxido de hierro diluido para lograr una pintura luminosa que referencia tanto a los rojos de Velázquez como a la arena rojiza de Guyana en un dialogo crítico entre historias.
Si en la obra de Mirabel la acción se encuentra latente, en la pintura de Marie de Villepin la encontramos en plena revolución. Su obra es acción, y en ella los gestos se organizan por todo el espacio en un torbellino que se mueve con la armonía de una canción. Al acercarnos a sus lienzos podemos casi escucharla, explorando cuidadosamente la historia que nos cuenta con cada pincelada.
Los sueños de la luz / Les rêves de la lumière es una invitación a pensar en la luz no sólo como un elemento visual, sino también como una metáfora de la experiencia humana. En las obras de estos artistas, la luz se convierte en un medio que revela y esconde, que ilumina la fragilidad de las figuras y la potencia de sus historias. Cada pincelada, cada sombra y resplandor se convierte en un eco de nuestros tiempos, donde lo digital y lo analógico, la realidad y el sueño, el pasado y el presente se entrelazan en un diálogo continuo y sin fronteras.