Mariane Ibrahim se complace en inaugurar su galería en la Ciudad de México con una exposición individual de Clotilde Jiménez, La memoria del agua. La exposición estará abierta del 8 de febrero al 29 de abril del 2023.
La memoria del agua, la tercera exposición individual del artista con Mariane Ibrahim y su primera en México, presenta un nuevo cuerpo de trabajo inspirado por la naturaleza transformativa del agua. La obra envuelve una energía emocional compleja, oscilando entre la contemplación y el impulso. El resultado es una colección de trabajo que define nuevos conductos de su práctica; su firma, el collage, está presente junto con una exploración más profunda de la cerámica.
Las nuevas cerámicas a gran escala miden cerca de un metro de altura e introducen capas exteriores e interiores de material que le dan un nuevo poder a la obra de Jiménez. El delicado cuerpo de los jarrones sugiere que son recipientes para contener, exhibir u ocultar algo vivo. La mayoría de las veces, los jarrones se emplean como recipientes para el agua, pero también son creados y moldeados, en parte, por el medio líquido. Adornadas con grabados de dibujos, las piezas se convierten en catalizadores de la expresión del artista.
Jiménez forma la cerámica como una manera de adentrarse en una profunda trascendencia sensorial activada a través del uso y la memoria del agua. En sus collage Los bañistas se sumergen y emergen de aguas verdosas, las nubes se mezclan y desenfocan, y los elementos se abstraen entre las olas. El artista evoca escenas y recuerdos de un viaje reciente a las costas de Quintana Roo, en la península de Yucatán.
La cercanía de las figuras en su obra representa una forma de romper con el aislamiento, configurando una nueva liberación. Habiendo hecho su hogar en el Centro Histórico de la Ciudad de México poco antes de que comenzara la pandemia de Covid-19, el artista fue testigo de la pequeña proximidad entre las personas que fue interrumpida por el aislamiento de la pandemia. El artista no fue ajeno a la desconexión entre el espacio colectivo y el individual, entre el tumulto del exterior y el silencio de la intimidad doméstica, tensión llevada al extremo durante la alternancia de las normas de confinamiento.
Para Jiménez, el agua es más que una metáfora del portal a través del cual se puede alcanzar un estado de conciencia diferente: es el vehículo hacia la liberación. Si bien puede comenzar como un acto de ocio, la experiencia acuática se convierte en una matriz poderosa para la introspección y la verdad.